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No podía dormir a pesar de que la
noche era inusualmente oscura, había luna nueva y las luces de la calle no
estaban encendidas, apenas distinguía mi mano frente al rostro y no podía ver
nada más, me levanté de la cama para beber un poco de agua, vivía sólo así que
dormía desnudo. La casa era bastante grande, la herencia de un abuelo avaro que
acumuló muchas riquezas para repartir hasta el día de su funeral. Caminé hasta
la cocina y tomé un vaso de cristal muy delgado, no encendí ninguna luz,
llevaba 3 años viviendo en la casa y no le había hecho ninguna modificación, mi
abuelo tenía buen gusto así que no fue necesario hacerlas, para entonces ya
conocía cada rincón del lugar. Abrí el grifo y bebí tanta agua como pude para
después emprender el camino de regreso, esa noche también era bastante silenciosa,
eran alrededor de las tres de la mañana, no me preocupaba estar despierto a esa
hora pues podía quedarme hasta tarde en la cama pues era sábado.
Cuando llegué a mi habitación
escuché un extraño sonido en la ventana, como si alguien posara suavemente la
palma de su mano sobre el cristal, voltee instintivamente para averiguar qué
sucedía y me pareció reconocer una mano extremadamente blanca en la ventana,
esa visión no duró más de una milésima de segundo pues apenas pude distinguirla
entre la negrura de la noche. Mi corazón latió más rápido y corrí para tratar
de entender lo que sucedía, no tuve el valor de abrir la ventana pero intenté observar
con detenimiento hacia afuera. No logré reconocer absolutamente nada, oscuridad
y nada más… a pesar de que la ventana estaba cerrada y la cortina corrida, tuve
durante toda la madrugada una extraña sensación, era como si alguien mee
observara desde afuera, incluso, cuando el sueño comenzaba a vencerme sentía
que podía escuchar la tenue respiración de una persona.
A la mañana siguiente me decidí a
ir al jardín para ver si lograba distinguir rastros del intruso. Cerca de la
ventana había huellas de pies descalzos, lo cual causó un gran impacto en mí.
Me aterroricé y entré rápido en la casa cerrando con llave tras de mí. Llamé a
un par de amigos para contarles del incidente y hacerme compañía, en cuanto
llegaron preparamos algo de comer y durante la comida les conté el extraño
suceso, ellos insistieron en ver las huellas del intruso y los tres fuimos al
jardín, cuando mis amigos vieron las huellas, inusualmente grandes también
sintieron algo de temor. Entramos a la casa y nos dimos cuenta de que la puerta
no estaba en la misma posición en que la dejamos, pensamos que el viento la había
movido y entramos, estuvimos toda la tarde mirando televisión, escuchando
música y leyendo algunas revistas de interés. Oscureció a las siete cuarenta y
cinco de la tarde, mis amigos pensaron que era peligroso que yo durmiera sólo
esa noche así que decidieron quedarse a dormir. Preparamos las recámaras y nos
despedimos a eso de las diez de la noche, ya en mi habitación el sueño era
irresistible pues no había podido descansar bien la noche anterior, cuando
comenzaba a rendirme ante la suavidad de mis sábanas escuché pisadas afuera de
la habitación, pregunté si era alguno de mis amigos pero no obtuve respuesta
alguna, entonces los pasos cesaron y me dispuse a dormir pensando en que era
sólo mi imaginación, cuando estaba alcanzando el sueño nuevamente escuché un
sonido que erizó los pelos de mi nuca, me pareció como si alguien pusiera
suavemente pero con firmeza la palma de su mano en la puerta de mi habitación. Rápidamente
salté de la cama, tomé la perilla de la puerta y la sujeté con fuerza, puse el
seguro y pregunté quién andaba ahí, no recibí respuesta. El sonido de su
respiración se podía escuchar a través de la puerta asegurada, lentamente
caminé hacia atrás y busqué mi teléfono móvil, marqué el teléfono de uno de mis
amigos pero no recibí ninguna respuesta, busqué el teléfono siguiente y marqué
el número, esta vez si me respondió. Le expliqué lo que sucedía, me dijo que
iría a mi habitación, mientras susurraba que no saliera de la suya las pisadas
se escucharon nuevamente alejándose de la puerta. Escuché más pisadas pero esta
vez eran diferentes, mis dos amigos habían llegado a mi habitación para
averiguar lo que sucedía, tocaron desesperadamente la puerta y les abrí, les expliqué
lo que había sucedido, los tres callamos por un momento, ellos sin poder decir
nada y yo sumido en reflexiones cuando de pronto las pisadas se escucharon
nuevamente… Esta vez estábamos seguros de no estar solos en la casa. Las
pisadas que eran bastante más fuertes de lo normal se detuvieron frente a mi
puerta, la respiración del intruso podía escucharse a través de ella y la
noche, tan oscura como la anterior nos impedía vernos entre nosotros, no
quisimos encender ninguna luz para no dar señal de vida pero era evidente que
aquél extraño ser que nos acompañaba sabía que estábamos los tres ahí. No
escuchamos más que su horrible respiración esa noche, apenas dormimos dos de
nosotros acomodados en la cama y uno en una silla bastante cómoda que solía
ocupar en mis noches de lectura.
A la mañana siguiente abrimos la
puerta con gran temor pero también gran expectación, no nos dimos cuenta de que
aquél ser se había marchado mientras dormíamos, nada en la casa había cambiado
demasiado, todo estaba en su lugar excepto porque todas las ventanas y puertas
estaban cerradas y las manijas y perillas destruidas… nos sorprendió un poco
esa rareza de nuestro indeseado huésped, sin embargo pronto supimos por qué lo
había hecho… volvimos a la habitación pues era la única salida que no había
bloqueado durante la noche, sin embargo cuando quisimos entrar la puerta estaba
cerrada desde dentro, escuchamos cómo destrozaba los muebles en la habitación y
nos sorprendió la extrema violencia de su actuar, traté de encontrar mi
teléfono móvil en la bolsa del pantalón pero no lo encontré, le pregunté a mis
amigos por los suyos y nos dimos cuenta de que los tres estaban dentro de la
habitación. Pronto fuimos a la cocina para armarnos de cuchillos tan filosos
como pudiéramos preparándonos para lo que nosotros suponíamos sería una batalla
por la supervivencia… Ilusos de nosotros, no sabíamos a lo que nos estábamos
enfrentando… de repente los sonidos y las brutales embestidas a los muebles de la
habitación se detuvieron, las pisadas dentro hicieron una pausa frente a la
puerta y la horrible respiración de aquél ser se escuchaba cada vez más
tranquila. Nuestros ritmos cardiacos se aceleraron al escuchar cómo esa
criatura posaba su mano en la puerta, la arrastraba lentamente hacia la perilla
y la estrujaba con fuerza brutal arrancándola de un solo movimiento. Preparados
para lo que fuera, tomamos con más fuerza los grandes cuchillos y nos
dispusimos a hacerle frente en cuanto saliera de ahí, lentamente nos alejamos
de la puerta y solamente uno de nosotros permaneció tan cerca como para
alcanzarla con el brazo, de pronto un espantoso sonido se escuchó y todo
ocurrió demasiado rápido a partir de entonces, la puerta fue brutalmente
removida de su lugar golpeando a mi amigo justo en el rostro y arrojándolo
contra la pared, la criatura extrañamente alta, de un color gis brillante y
calva completamente huyó muy rápido por las escaleras de un modo tan extraño
que incluso ahora, tantos años después me parece horripilante. Lentamente nos
acercamos a nuestro amigo herido, lo incorporamos, uno de sus brazos sangraba
inconteniblemente y nos apresuramos a darle los primeros auxilios, toda la
tarde transcurrió sin ningún incidente más. Escuchábamos a la extraña criatura
moviéndose por toda la casa, lejos de nosotros, pero cuidando que no pudiéramos
escapar, nos sentíamos acorralados en esa casa tan grande.
Al caer la noche los tres
estábamos en la sala pues durante todo el día no pudimos movernos de ahí, la
electricidad estaba inservible, la criatura nos asechaba y nos mantenía a raya para
que no pudiéramos escapar, las ventanas de la sala en la que estábamos y que
daban a la calle estaban aseguradas con barrotes, entonces, esa espantosa
noche, llena de oscuridad y desgracia mi vida cambió. La criatura se movía
rodeándonos, cada intento nuestro por escapar o movernos de donde estábamos era
frustrado por los horripilantes sonidos de sus pasos, con la oscuridad
abundante e impenetrable que se hacía más impenetrable cada vez, la sensación
de acorralamiento se convirtió en verdadera desesperación, nuestro amigo cada vez más débil gemía
intensamente por el dolor que le causaba su brazo fracturado en varias
secciones, entonces lo decidí, tendría que enfrentar a esa horripilante
criatura y rogar a dios para que mis amigos lograran escapar, así que corrí
tanto como pude en una sola dirección, por la izquierda la criatura me
interceptó y de un solo golpe con su huesuda e inusualmente larga mano me
levantó del suelo y me estrelló contra una pared cercana, sentí cómo su
asquerosa y fría piel me tocaba en el piso, posó su enorme y blanca mano en mi
pecho con la palma abierta, su fría sangre me helaba el corazón y entonces mi
amigo que estaba sano corrió y embistió a la criatura tan fuerte como pudo,
golpeándola con un bate de beisbol logrando hacerla retroceder, la oscuridad de
la noche apenas me dejaba distinguir lo que sucedía, la extraña criatura de
forma infrahumana pero fuerza descomunal golpeó a mi amigo dejándolo noqueado
en el suelo a varios metros de donde yo me encontraba, ya en el suelo lo siguió
golpeando con sus huesudas manos hasta que dejó de respirar… yo, tan adolorido
como estaba apenas pude ponerme en pié y pensé en que todos mis intentos por
tratar de vencer a ese extraño ser serían igualmente inútiles, la rabia me
consumió y le grité a la criatura, a la cual no lograba ver muy bien pero
definitivamente escuchaba sus pasos acercarse a mí, su horrenda incesante se
acercaba a mi rostro, el miedo me paralizó por completo y no pude
reaccionar, justo cuando la blanca mano
de la criatura se acercaba a mí para sujetarme, un gemido se escuchó desde la
sala, rápidamente la criatura giró y se dirigió hacia donde estaba mi amigo
herido, entonces él me gritó que buscara ayuda, se levantó del sofá
ensangrentado y acuchilló a la bestia quien dio un extraño gemido de dolor y
salvajemente golpeó todo lo que tenía frente a sí matando de inmediato a mi
otro amigo. Entonces no lo pensé dos veces y corrí tan rápido como pude
saltando a través de una de las ventanas que daban hacia el jardín, supe que me
había lastimado con los cristales rotos pero no me importó, seguí corriendo,
atravesé el jardín, salté la cerca y corrí hacia la calle donde encontré a un
par de personas que al verme ensangrentado y desesperado me brindaron ayuda.
La policía nunca creyó mi
historia, toda la evidencia indicaba que yo había asesinado a mis dos amigos
aunque nunca se me comprobó ningún móvil para ello. A veces pienso que la
cárcel es el mejor lugar en el que puedo estar, pues aún hoy, en las noches
oscuras, si hay suficiente silencio, puedo escuchar la horrible respiración de
aquella bestia asechándome, esperando el momento en que por fin me tenga entre
sus garras para poderme asesinar… Menos mal que mi condena es perpetua y nunca
podrá terminar con mi vida.