mayo 02, 2013

El huésped extraño





No podía dormir a pesar de que la noche era inusualmente oscura, había luna nueva y las luces de la calle no estaban encendidas, apenas distinguía mi mano frente al rostro y no podía ver nada más, me levanté de la cama para beber un poco de agua, vivía sólo así que dormía desnudo. La casa era bastante grande, la herencia de un abuelo avaro que acumuló muchas riquezas para repartir hasta el día de su funeral. Caminé hasta la cocina y tomé un vaso de cristal muy delgado, no encendí ninguna luz, llevaba 3 años viviendo en la casa y no le había hecho ninguna modificación, mi abuelo tenía buen gusto así que no fue necesario hacerlas, para entonces ya conocía cada rincón del lugar. Abrí el grifo y bebí tanta agua como pude para después emprender el camino de regreso, esa noche también era bastante silenciosa, eran alrededor de las tres de la mañana, no me preocupaba estar despierto a esa hora pues podía quedarme hasta tarde en la cama pues era sábado.
Cuando llegué a mi habitación escuché un extraño sonido en la ventana, como si alguien posara suavemente la palma de su mano sobre el cristal, voltee instintivamente para averiguar qué sucedía y me pareció reconocer una mano extremadamente blanca en la ventana, esa visión no duró más de una milésima de segundo pues apenas pude distinguirla entre la negrura de la noche. Mi corazón latió más rápido y corrí para tratar de entender lo que sucedía, no tuve el valor de abrir la ventana pero intenté observar con detenimiento hacia afuera. No logré reconocer absolutamente nada, oscuridad y nada más… a pesar de que la ventana estaba cerrada y la cortina corrida, tuve durante toda la madrugada una extraña sensación, era como si alguien mee observara desde afuera, incluso, cuando el sueño comenzaba a vencerme sentía que podía escuchar la tenue respiración de una persona.
A la mañana siguiente me decidí a ir al jardín para ver si lograba distinguir rastros del intruso. Cerca de la ventana había huellas de pies descalzos, lo cual causó un gran impacto en mí. Me aterroricé y entré rápido en la casa cerrando con llave tras de mí. Llamé a un par de amigos para contarles del incidente y hacerme compañía, en cuanto llegaron preparamos algo de comer y durante la comida les conté el extraño suceso, ellos insistieron en ver las huellas del intruso y los tres fuimos al jardín, cuando mis amigos vieron las huellas, inusualmente grandes también sintieron algo de temor. Entramos a la casa y nos dimos cuenta de que la puerta no estaba en la misma posición en que la dejamos, pensamos que el viento la había movido y entramos, estuvimos toda la tarde mirando televisión, escuchando música y leyendo algunas revistas de interés. Oscureció a las siete cuarenta y cinco de la tarde, mis amigos pensaron que era peligroso que yo durmiera sólo esa noche así que decidieron quedarse a dormir. Preparamos las recámaras y nos despedimos a eso de las diez de la noche, ya en mi habitación el sueño era irresistible pues no había podido descansar bien la noche anterior, cuando comenzaba a rendirme ante la suavidad de mis sábanas escuché pisadas afuera de la habitación, pregunté si era alguno de mis amigos pero no obtuve respuesta alguna, entonces los pasos cesaron y me dispuse a dormir pensando en que era sólo mi imaginación, cuando estaba alcanzando el sueño nuevamente escuché un sonido que erizó los pelos de mi nuca, me pareció como si alguien pusiera suavemente pero con firmeza la palma de su mano en la puerta de mi habitación. Rápidamente salté de la cama, tomé la perilla de la puerta y la sujeté con fuerza, puse el seguro y pregunté quién andaba ahí, no recibí respuesta. El sonido de su respiración se podía escuchar a través de la puerta asegurada, lentamente caminé hacia atrás y busqué mi teléfono móvil, marqué el teléfono de uno de mis amigos pero no recibí ninguna respuesta, busqué el teléfono siguiente y marqué el número, esta vez si me respondió. Le expliqué lo que sucedía, me dijo que iría a mi habitación, mientras susurraba que no saliera de la suya las pisadas se escucharon nuevamente alejándose de la puerta. Escuché más pisadas pero esta vez eran diferentes, mis dos amigos habían llegado a mi habitación para averiguar lo que sucedía, tocaron desesperadamente la puerta y les abrí, les expliqué lo que había sucedido, los tres callamos por un momento, ellos sin poder decir nada y yo sumido en reflexiones cuando de pronto las pisadas se escucharon nuevamente… Esta vez estábamos seguros de no estar solos en la casa. Las pisadas que eran bastante más fuertes de lo normal se detuvieron frente a mi puerta, la respiración del intruso podía escucharse a través de ella y la noche, tan oscura como la anterior nos impedía vernos entre nosotros, no quisimos encender ninguna luz para no dar señal de vida pero era evidente que aquél extraño ser que nos acompañaba sabía que estábamos los tres ahí. No escuchamos más que su horrible respiración esa noche, apenas dormimos dos de nosotros acomodados en la cama y uno en una silla bastante cómoda que solía ocupar en mis noches de lectura.
A la mañana siguiente abrimos la puerta con gran temor pero también gran expectación, no nos dimos cuenta de que aquél ser se había marchado mientras dormíamos, nada en la casa había cambiado demasiado, todo estaba en su lugar excepto porque todas las ventanas y puertas estaban cerradas y las manijas y perillas destruidas… nos sorprendió un poco esa rareza de nuestro indeseado huésped, sin embargo pronto supimos por qué lo había hecho… volvimos a la habitación pues era la única salida que no había bloqueado durante la noche, sin embargo cuando quisimos entrar la puerta estaba cerrada desde dentro, escuchamos cómo destrozaba los muebles en la habitación y nos sorprendió la extrema violencia de su actuar, traté de encontrar mi teléfono móvil en la bolsa del pantalón pero no lo encontré, le pregunté a mis amigos por los suyos y nos dimos cuenta de que los tres estaban dentro de la habitación. Pronto fuimos a la cocina para armarnos de cuchillos tan filosos como pudiéramos preparándonos para lo que nosotros suponíamos sería una batalla por la supervivencia… Ilusos de nosotros, no sabíamos a lo que nos estábamos enfrentando… de repente los sonidos y las brutales embestidas a los muebles de la habitación se detuvieron, las pisadas dentro hicieron una pausa frente a la puerta y la horrible respiración de aquél ser se escuchaba cada vez más tranquila. Nuestros ritmos cardiacos se aceleraron al escuchar cómo esa criatura posaba su mano en la puerta, la arrastraba lentamente hacia la perilla y la estrujaba con fuerza brutal arrancándola de un solo movimiento. Preparados para lo que fuera, tomamos con más fuerza los grandes cuchillos y nos dispusimos a hacerle frente en cuanto saliera de ahí, lentamente nos alejamos de la puerta y solamente uno de nosotros permaneció tan cerca como para alcanzarla con el brazo, de pronto un espantoso sonido se escuchó y todo ocurrió demasiado rápido a partir de entonces, la puerta fue brutalmente removida de su lugar golpeando a mi amigo justo en el rostro y arrojándolo contra la pared, la criatura extrañamente alta, de un color gis brillante y calva completamente huyó muy rápido por las escaleras de un modo tan extraño que incluso ahora, tantos años después me parece horripilante. Lentamente nos acercamos a nuestro amigo herido, lo incorporamos, uno de sus brazos sangraba inconteniblemente y nos apresuramos a darle los primeros auxilios, toda la tarde transcurrió sin ningún incidente más. Escuchábamos a la extraña criatura moviéndose por toda la casa, lejos de nosotros, pero cuidando que no pudiéramos escapar, nos sentíamos acorralados en esa casa tan grande.
Al caer la noche los tres estábamos en la sala pues durante todo el día no pudimos movernos de ahí, la electricidad estaba inservible, la criatura nos asechaba y nos mantenía a raya para que no pudiéramos escapar, las ventanas de la sala en la que estábamos y que daban a la calle estaban aseguradas con barrotes, entonces, esa espantosa noche, llena de oscuridad y desgracia mi vida cambió. La criatura se movía rodeándonos, cada intento nuestro por escapar o movernos de donde estábamos era frustrado por los horripilantes sonidos de sus pasos, con la oscuridad abundante e impenetrable que se hacía más impenetrable cada vez, la sensación de acorralamiento se convirtió en verdadera desesperación,  nuestro amigo cada vez más débil gemía intensamente por el dolor que le causaba su brazo fracturado en varias secciones, entonces lo decidí, tendría que enfrentar a esa horripilante criatura y rogar a dios para que mis amigos lograran escapar, así que corrí tanto como pude en una sola dirección, por la izquierda la criatura me interceptó y de un solo golpe con su huesuda e inusualmente larga mano me levantó del suelo y me estrelló contra una pared cercana, sentí cómo su asquerosa y fría piel me tocaba en el piso, posó su enorme y blanca mano en mi pecho con la palma abierta, su fría sangre me helaba el corazón y entonces mi amigo que estaba sano corrió y embistió a la criatura tan fuerte como pudo, golpeándola con un bate de beisbol logrando hacerla retroceder, la oscuridad de la noche apenas me dejaba distinguir lo que sucedía, la extraña criatura de forma infrahumana pero fuerza descomunal golpeó a mi amigo dejándolo noqueado en el suelo a varios metros de donde yo me encontraba, ya en el suelo lo siguió golpeando con sus huesudas manos hasta que dejó de respirar… yo, tan adolorido como estaba apenas pude ponerme en pié y pensé en que todos mis intentos por tratar de vencer a ese extraño ser serían igualmente inútiles, la rabia me consumió y le grité a la criatura, a la cual no lograba ver muy bien pero definitivamente escuchaba sus pasos acercarse a mí, su horrenda incesante se acercaba a mi rostro, el miedo me paralizó por completo y no pude reaccionar,  justo cuando la blanca mano de la criatura se acercaba a mí para sujetarme, un gemido se escuchó desde la sala, rápidamente la criatura giró y se dirigió hacia donde estaba mi amigo herido, entonces él me gritó que buscara ayuda, se levantó del sofá ensangrentado y acuchilló a la bestia quien dio un extraño gemido de dolor y salvajemente golpeó todo lo que tenía frente a sí matando de inmediato a mi otro amigo. Entonces no lo pensé dos veces y corrí tan rápido como pude saltando a través de una de las ventanas que daban hacia el jardín, supe que me había lastimado con los cristales rotos pero no me importó, seguí corriendo, atravesé el jardín, salté la cerca y corrí hacia la calle donde encontré a un par de personas que al verme ensangrentado y desesperado me brindaron ayuda.
La policía nunca creyó mi historia, toda la evidencia indicaba que yo había asesinado a mis dos amigos aunque nunca se me comprobó ningún móvil para ello. A veces pienso que la cárcel es el mejor lugar en el que puedo estar, pues aún hoy, en las noches oscuras, si hay suficiente silencio, puedo escuchar la horrible respiración de aquella bestia asechándome, esperando el momento en que por fin me tenga entre sus garras para poderme asesinar… Menos mal que mi condena es perpetua y nunca podrá terminar con mi vida.